¡NO EQUIVALE A «CREER SOLAMENTE»! 

 

  • El hombre llega a ser hijo de Dios «por la fe en Cristo Jesús» cuando obedece al Señor en el bautismo (Gálatas 3:26,27). Es verdad que el pecador es justificado «por la fe» (Gálatas 3:24), pero por una fe obediente y activa y no por la «fe solamente» (un simple estado mental).
  • Lo que realmente vale: «la fe que obra por el amor» (Gálatas 5:6).
  • El hombre es «libertado del pecado» (Romanos 6:18) cuando obedece de corazón a «aquella forma de doctrina», o sea, la enseñanza con respecto al bautismo y su papel en la salvación del hombre (Romanos 6:17, 37).
  • La predicación del verdadero evangelio de Cristo «se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe» (Romanos 16:26; 1:5). Hechos 6:7 nos dice: «…también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe«. Dios quiere que «toda las gentes» obedezcan TODAS las condiciones que Él ha establecido para que el hombre se salve y no «creer solamente».
  • En Hechos 2:44, «los que habían creído» eran los mismos que habían sido bautizados (versículo 41).
  • En Hechos 8:12, «…cuando creyeron a Felipe … se bautizaban hombres y mujeres»
  • En Hechos 16:33,34, el carcelero de Filipos «…se bautizó … y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios»
  • En Hechos 18:8, «…Crispo … creyó » lo cual incluyó el haber sido «bautizado» por el apóstol Pablo (1ª Corintios 1:14)
  • Los demonios «creen solamente» pero no están salvos (Santiago 2:19). ¿Por qué no? ¡Porque su «fe» no les conduce a obedecer a Dios! Los demonios «creen» pero no tienen vida eterna. Es más, aun creen que Jesús es el Hijo de Dios (Mateo 8:29; le conocen, Marcos 1:34; 5:7) ¡pero rehusan obedecerle! Esto significa que «el creer» en Dios es mucho más que la aceptación mental de algún hecho.
  • «La fe sin obras está muerta« (Santiago 2:20,26).
  • Jesús «es autor de eterna salvación para todos los que le obedecen» (Hebreos 5:9). Para llegar a ser cristiano (o sea, para recibir la salvación que es en Cristo) es necesario obedecer y no «creer solamente».
  • El hombre purifica su alma «por la obediencia» a la verdad (1ª Pedro 1:22).

¿Quiénes son los que «creen en Jesús» de verdad?  

  • «El que cree» en Jesús para vida eterna (Juan 6:47) es el mismo que hace lo que Jesús manda, lo cual incluye el arrepentimiento (Hechos 17:30); la confesión (Romanos 10:9,10; Hechos 8:36,37) y; el bautismo «para perdón de los pecados» (Marcos 16:16; Hechos 2:38) como condiciones previas a la salvación.
  • «Aquel que en él cree» (Juan 3:16) es el mismo que se arrepiente, confiesa su fe en Jesús y se bautiza «para perdón de los pecados» (Hechos 2:38). Algunos afirman que «si una persona no se bautiza pero cree en Jesús, no se pierde…»; sin embargo, ¡el apóstol Pedro dice que el bautismo es necesario «para perdón de los pecados»! Está claro que el que no se bautiza para este fin todavía está perdido porque aún no se han lavado sus pecados (Hechos 22:16). Si uno rehusa bautizarse «para perdón de los pecados», tal persona no cree en Jesús porque la fe que salva incluye el bautismo.
  • «Los que tienen fe en Jesús» (Romanos 3:26, Nueva Versión Internacional) son los mismos que han sido «sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo» (Romanos 6:35). Dios «justifica» (Romanos 3:26) a los tales cuando su cuerpo de pecado es destruido en el bautismo (Romanos 6:6,7) y no sin este acto de obediencia. ¡La fe verdadera no equivale a «creer solamente»!
  • «Toda aquel que cree» (Romanos 1:16) es el mismo que demuestra su «obediencia a la fe» (Romanos 1:5; 16:26) al obedecer TODAS las condiciones que Dios ha establecido para la salvación, las cuales incluyen el bautismo. La obediencia y la fe son dos cosas inseparables. Por ejemplo, vemos que el apóstol Pablo alaba a los romanos diciéndoles: «…vuestra fe se divulga por todo el mundo» (Romanos 1:8). Pero en Ro. 16:19 les dice que «…vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos…»
  • «Con el corazón se cree para justicia…» (Romanos 10:10) cuando tal persona obedece «de corazón a aquella forma de doctrina» (el bautismo, Romanos 6:17, 37) y libertado del pecado, viene a ser «siervo de la justicia» (Romanos 6:18).
  • Los que son «guardados por el poder de Dios mediante la fe» (1ª Pedro 1:5) son los mismos que habían sido «elegidos … para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo» (versículo 2). Uno recibe los beneficios de la sangre de Jesús en el bautismo y no sin este acto de obediencia (Hechos 2:41,47; 20:28.)