Sep 3, 2019 | Temas Bíblicos |
Cuando la fe del hombre pecador le impulsa a obedecer a Dios en el bautismo, en este instante –y no sin este acto– se salva. Pero, ¿qué de la gracia de Dios? ¿Anulamos la gracia de Dios (como alegan algunos) porque decimos que es necesario bautizarse para ser salvo? Veamos un texto (Efesios 2:8,9) usado a menudo por ellos en contra de la necesidad del bautismo para ser salvo:
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.»
Dicen muchos que el bautismo es una obra y, ya que somos salvos «no por obras», deducen que no es necesario bautizarse para ser salvo. Tienen razón al decir que el bautismo es una obra; sin embargo, el bautismo no está bajo consideración en estos versículos, como veremos más adelante. Pero, ¿es el bautismo enseñado en las Escrituras una obra por la cual el hombre «gana» la salvación, así invalidando la gracia de Dios? Para contestar esta pregunta, hagamos otra: ¿es el creer enseñado en las Escrituras una obra por la cual el hombre «gana» la salvación, así invalidando la gracia de Dios? Por supuesto que no. Por tanto, el que cree y se bautiza para perdón de los pecados no excluye la gracia de Dios sino que depende totalmente de ella.
Aunque la gracia de Dios enseña al hombre perdido a creer y bautizarse para ser salvo (Tito 2:11,12; Marcos 16:16; Hechos 2:38), Jesús sigue siendo el medio de la salvación y no el hombre. La salvación sigue siendo «por gracia». Esto quiere decir que las obras bajo consideración en Efesios 2:9 no son las que Dios ha establecido para que el hombre se salve, sino las obras de los que piensan salvarse sin Cristo, o por su propia justicia. El hombre pecador no puede proporcionar la salvación a sí mismo aparte del sacrificio de Jesucristo porque no puede morir por sus propios pecados. No puede crear ningún sistema humano de justicia por el cual efectuar su salvación. Por esto, en Tito 3:5 Pablo nos dice que:
«nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo»
«El lavamiento de la regeneración y… la renovación en el Espíritu Santo» es otra forma de describir el nacimiento «de agua y del Espíritu», Juan 3:5. Uno se regenera o se renueva cuando su fe le impulsa a obedecer las condiciones enseñadas por el Espíritu Santo para que el hombre se salve, las cuales incluyen el arrepentimiento y el bautismo «para perdón de los pecados» (Hechos 2:38). Uno nace del Espíritu cuando obedece lo que el Espíritu enseña con respecto a la salvación del hombre.
Al decir que «sois salvos… no por obras» (Efesios 2:8,9), Pablo no se refiere a las obras mandadas por Dios para que el hombre se salve, las cuales incluyen el creer (Juan 6:29; 8:24); el arrepentimiento (Hechos 17:30); la confesión (Mateo 10:32,33; Romanos 10:10; Hechos 8:36,37) y; el bautismo «para perdón de los pecados» (Marcos 16:16; Hechos 2:38). Una prueba de esto se ve en lo que Jesús dijo a una gran multitud que le seguía en Juan 6:29.
«…Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.»
Aquí vemos que el creer es una «obra»; pero no es una obra inventada por el hombre sino una que Dios ha establecido para el hombre. Es necesario que el hombre crea en Cristo para ser salvo (Juan 3:36; 8:24) porque así lo ha mandado Dios. Por esto, Pablo dice que «por gracia sois salvos por medio de la fe«. La fe que salva es la que le impulsa al hombre a obedecer las condiciones que el Señor ha establecido para que el hombre se salve. Aunque Dios manda al hombre creer para ser salvo, esta obra no invalida la gracia de Dios; la fuente de la salvación sigue siendo Dios y no los hombres. El hombre no tiene de qué gloriarse (Efesios 2:9) por el simple hecho de que cree porque:
1)el creer no es una obra de su propia invención;
2)el creer, de por sí, no salva al hombre sino la muerte de Cristo cuando el hombre obedece esta condición.
Esto quiere decir que la obra de creer no está bajo consideración en Efesios 2:9, sino las obras de los que piensan salvarse sin Cristo, o por su propia invención y justicia. ¡El creer en Cristo no anula la gracia de Dios, aunque es una «obra»!
El arrepentimiento, la confesión y el bautismo también son necesarios para que el hombre sea salvo «por gracia… por medio de la fe» porque la fe que salva es la que incluye todas estas cosas. Además, son esenciales para ser salvo porque, tal como en el caso del creer, son obras de Dios, o sea, obras que Dios ha establecido para el hombre para que sea salvo. Como ya hemos visto en el caso de la obra de creer, aunque el hombre tiene que creer, arrepentirse, confesar su fe en Cristo y bautizarse para perdón de los pecados, el medio de la salvación sigue siendo Jesús y no los hombres. El hombre no tiene de qué gloriarse (Efesios 2:9) al obedecer estos mandamientos para ser salvo porque:
1)el arrepentimiento, la confesión y el bautismo no son obras de su propia invención;
2)ninguna de estas cosas, de por sí, salvan al hombre sino la muerte de Cristo cuando el hombre obedece estas obras que Dios ha establecido para el hombre;
3)Esto quiere decir que estas obras no están bajo consideración en Efesios 2:9, sino las obras de los que piensan salvarse sin Cristo, o por su propia invención y justicia.
¡La necesidad de obedecer una obra mandada por Dios para que el hombre se salve no anula la gracia de Dios!
Si alguien le dice que usted no tiene que ser bautizado para ser salvo porque tal obra anularía la gracia de Dios, entonces tampoco debe creer porque el creer también es una obra (Juan 6:29). La verdad es que ni el creer ni el bautismo anulan la gracia de Dios. ¡La salvación sigue siendo «por gracia»! Aunque el hombre tiene que creer y bautizarse para ser salvo (Marcos 16:16), no puede reclamar a Dios que ha ganado o que merece la salvación a base de estas cosas. No puede hacer esta reclamación porque no hay nadie –absolutamente nadie– que haya sido tan justo como para merecer el cielo sin el sacrificio de Jesucristo (Romanos 3:23,24). Cristo murió por los impíos; por los pecadores; por los enemigos de Dios y no porque mereciéramos ser salvos (Romanos 5:610). El que rehusa bautizarse para perdón de los pecados rechaza la gracia de Dios porque el bautismo es parte del plan de Dios para redimir al hombre y concederle los beneficios de la muerte de su Hijo.
Sep 3, 2019 | Temas Bíblicos |
Muchas personas hoy en día viven de acuerdo con el refrán «ojos que no ven, corazón que no siente». En otras palabras, «lo que no sé, no me concierne». Desde el principio de la Creación, la gente desea evadir su responsabilidad ante Dios empleando el pretexto de «la ignorancia». Para ilustrar esta forma equivocada de pensar, muchos en los países de habla inglesa suelen decir: «ignorance is bliss», lo cual viene a ser algo como «ser ignorante es ser dichoso». A veces se emplea este refrán para referirse a la infancia. Dicen algunos que cuando eran niños (con menos conocimiento) eran, en realidad, más felices. Lo malo consiste en traer esta mentalidad a nuestra vida como adultos y pensar que estaremos mejor sin conocer la Voluntad de Dios.
Como otra evidencia de como muchos se escudan detrás del argumento de la ignorancia, cito a continuación una conversación que tuve hace algunos años con un amigo de Barcelona. Un día decidí hablarle del evangelio y de la esperanza de estar con Dios después de la muerte. Este señor, ya de edad avanzada, se tapó los oídos en medio de la conversación y exclamó: «¡No me hables más! ¡No quiero preocuparme por esas cosas!» Mi amigo pensaba, sin duda, que si no sabía nada del tema él podría seguir viviendo felizmente y «quizá» esa misma ignorancia le pudiera salvar de cualquier apuro en el más allá. De esta manera, muchas personas piensan que la mejor forma de morir es «no sabiendo nada». «Así,» razonan equivocadamente, «Dios no podrá pedirme cuentas de lo que hecho con mi vida.» Piensan que este pretexto le bastará a Creador del universo y podrán entrar inmediatamente en Su morada eterna nada más al presentar este argumento.
¡Pero la Biblia dice todo lo contrario! Un día todos tendremos que dar cuenta de lo que hayamos hecho con nuestras vidas, «sea bueno o malo» (2 Cor. 5:10). ¡El rehusar conocer este hecho no nos ayudará a evitarlo en el futuro! Tal como en el tiempo de los cristianos del primer siglo, los hombres ELIGEN conocer ciertas cosas e ignorar otras. El apóstol Pedro menciona en su segunda carta que aun había personas en su día que ignoraban VOLUNTARIAMENTE que Dios destruyó por agua a la gente desobediente en el tiempo de Noé (2 Ped. 3:5). La ignorancia de la Voluntad de Dios es una ELECCIÓN. Algunos, para esquivar su responsabilidad ante Dios, nos preguntan: «pero, ¿qué del pobre africano o del indio de la selva amazónica que nunca ha leído la Biblia?» No obstante, lo que desea hacer tal persona es evadir su PROPIA RESPONSABILIDAD ante Dios. Él no es «el pobre africano o indio». Conocer la voluntad de Dios está A SU ALCANCE, como también está al alcance de usted y la está leyendo en este mismo instante.
En varias ocasiones Jesús nos dice en el Nuevo Testamento: «El que tiene oídos para oír, oiga» (Mateo 11:15; 13:9; 13:43). ¿Quiénes, pues, son los que tienen oídos? Todos, por supuesto. Dios, que es el Creador del oído, quiere que hagamos uso apropiado de este miembro del cuerpo para saber cual es Su Santa Voluntad. No se haga usted «el sordo» cuando se presenta la oportunidad de conocer mejor la Palabra de Dios. Cada uno es responsable de oír y de entender lo que Dios le dice en la Biblia (Mateo 15:10; Efesios 5:17). ¡En el Juicio Final no habrá pretexto que valga!
Sep 1, 2019 | Temas Bíblicos |
Hay varios textos en la Biblia que enseñan claramente que el hombre no está bajo la ley de Moisés (el Antiguo Testamento) pero, sí, «bajo la ley de Cristo» (el Nuevo Testamento)[1]. Esta nueva ley entró en vigor, o se hizo «válida», tras la muerte de Jesús en la cruz…
«Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive»[2].
Hoy en día todos los seres humanos vivimos en la Edad Cristiana. Estamos todos «bajo la ley de Cristo» y ella será la norma por la cual Dios juzgará al mundo en el día final[3].
¿Es posible ser salvo bajo la ley de Cristo sin o antes de sepultarse en agua para perdón de pecados?
A continuación presentamos cinco preguntas y seis textos bíblicos. Al considerar detenidamente los versículos dados, usted mismo podrá ver la respuesta que Dios da a cada pregunta.
¿Es posible ser salvo…
…SIN TENER PERDÓN DE PECADOS?
Hechos 2:38 dice:
«Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.»
¿Es posible ser salvo…
…SIN LAVARSE LOS PECADOS?
Hechos 22:16 dice:
«¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.»
¿Es posible ser salvo…
…ANTES DE SER SEPULTADO CON CRISTO Y LEVANTADO PARA ANDAR EN UNA NUEVA VIDA?
Romanos 6:3,4 dice:
«¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.»
¿Es posible ser salvo…
…ANTES DE SER HIJOS DE DIOS POR LA FE Y ANTES DE REVESTIRNOS CON CRISTO?
Gálatas 3:26,27 dice:
«pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.»
¿Es posible ser salvo…
…ANTES DE SER SALVO?
Marcos 16:16 dice:
«El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.»
1 Pedro 3:21 dice:
«El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.»
Estos textos bíblicos son claros y con ellos usted puede contestar las preguntas por sí mismo. Solamente le rogamos que sea honesto con su propia conciencia y con la palabra de Dios.
Si usted cree en Jesús y está dispuesto a arrepentirse, la siguiente pregunta bíblica es para usted:
«¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre» (Hechos 22:16).
[1] 1 Corintios 9:20,21; Gálatas 3:23-25; 6:2
[2] Hebreos 9:17
[3] Juan 12:48
Sep 1, 2019 | Temas Bíblicos |
Usted no tiene que pertenecer a una clase social privilegiada para ser noble. Tampoco es necesario ser de sangre de reyes o poseer algún título de honor. ¿A qué clase de nobleza me refiero?
En un sentido, la palabra «noble» quiere decir «sincero o veraz»[1]. Describe al que demuestra una actitud justa hacia la verdad y, por consiguiente, desprecia el engaño. Además, tal persona es «valiente» porque defiende lo justo sin tener miedo.
Varios años después de la muerte de Jesucristo, algunos habitantes de la antigua ciudad griega de Berea demostraron que tenían esta cualidad honrosa. El libro de los «Hechos De Los Apóstoles» registra que eran «nobles» porque «recibieron la palabra con la mayor prontitud, examinando las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran realmente así»[2].
De este pasaje bíblico aprendemos que la verdadera nobleza se manifiesta en una investigación justa de la Biblia. Aunque en aquel tiempo había mucha oposición contra las enseñanzas de Jesús, los griegos de Berea no temieron averiguarlas. Tenían una mente abierta. Eran valientes.
Hoy día Jesús está en busca de personas como éstas que respeten la Biblia y la investiguen sin tener miedo. A los tales dice: «Examinad las Escrituras, porque pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí…»[3].
Sea usted o no una persona noble a los ojos de Dios, dependerá de su actitud hacia Su palabra. El que investiga las declaraciones de la Biblia sin prejuicios ni miedo tiene una nobleza que es más grande que la de los reyes.
[1] Diccionario María Moliner
[2] Hechos 17:11
[3] Juan 5:39
Sep 1, 2019 | Temas Bíblicos |
¡Soy una persona muy afortunada! Hace varios años, me tocó el mejor premio del mundo. La posibilidad de que me tocara no dependía de «la suerte» (como si se tratara de cupones o tragaperras) sino de la condición de mi corazón. ¡Es verdad! Para ser premiado, fue necesario que yo obedeciera las enseñanzas de Jesús reveladas en el Nuevo Testamento. Cuando creí en Jesucristo como el Hijo de Dios y fui bautizado (o sumergido en agua)[1], recibí algo que ni los cupones ni ninguna forma de apostar jamás podrá dar a la gente: ¡el perdón de pecados![2]
Ahora soy una de las personas más ricas del mundo, no porque haya sido congraciado con «el gordo», sino porque al obedecer las enseñanzas de Jesús, Dios me ha perdonado todas las cosas malas que he hecho a lo largo de mi vida hasta el día de mi bautismo. Pero, ¡hay más! Si sigo fiel a Dios durante el resto de mi vida[3], arrepintiéndome y pidiéndole perdón si peco[4], recibiré una herencia en el cielo que jamás dejará de ser[5].
Y usted amigo(a), ¿por qué no deja que «le toque»?
[2] Hechos 2:38
[3] 1 Corintios 15:1,2
[4] Hechos 8:22; 1 Juan 2:1
[5] 1 Pedro 1:3,4
Sep 1, 2019 | Temas Bíblicos |
Antes de decir que usted no cree en Dios….
¡Considere las
consecuencias!
¿A usted le cuesta creer que Dios existe? Si es así, se encuentra entre un número creciente de personas que rechazan el concepto de un Ser Supremo debido a la popularidad de filosofías materialistas que se están propagando a través del mundo.
Antes de decir que usted no cree en Dios, le animamos a pensar seria y detenidamente en las consecuencias de tal creencia.
SI NO EXISTE DIOS…
NO HAY NINGUNA NORMA DEL BIEN Y DEL MAL
El hombre determina para sí mismo su propio sistema de ética y si trata mal u oprime a otro, no hay juez supremo a quien apelar.
Si no existe Dios, ¿en base de qué puede uno condenar a Hitler, a Stalin y a otros monstruos de la historia que han oprimido a las masas? Si cree que «no se debe hacer daño al prójimo», ¿en base de qué lo dice? ¿Los perros, tiburones u otros animales de rapiña tienen un sistema de ética? Si un perro mata a otro, ¿es responsable moralmente? Si no existe Dios, no somos más que bestias brutas, un poco más avanzados intelectualmente que los animales. En tal caso, si un hombre mata a otro, es lo mismo que un perro. Ni el hombre ni el perro son responsables moralmente si no existe Dios. Es el fin lógico del ateísmo.
Los ateos y escépticos famosos de la historia, como Huxley, Russell, Nietzche y otros han luchado para crear un sistema moral aparte de Dios al hablar de la «intuición moral», «el desarrollo del hombre superior», etc. Pero en fin de cuentas es imposible aplicar las complejas teorías proclamadas por filósofos materialistas desde sus torres de marfil al mundo real. ¿Quién podrá cambiar la vida de un joven decepcionado o de un drogadicto antisocial por hablarle de las teorías de algún agnóstico como Sartre? Si no existe Dios, ¡no hay forma de convencer a las masas que deban portarse de una forma responsable para el bien de la sociedad!
La degeneración de la sociedad occidental se debe en gran parte a la influencia de quiénes dicen que no existe Dios y que el ser humano es nada más una bestia avanzada. Si los hombres piensan ser bestias solamente, se portarán como bestias.
Pero, ¿no hay nada en nosotros que se rebela en contra de este concepto hueco? ¿No hay ninguna ley que proceda de una fuente más allá del ser humano?
Si no existe Dios… NO HAY PROPÓSITO PARA LA VIDA
El agnóstico inglés, Bertrand Russell dijo al hablar del hombre: «es probable que su origen, su crecimiento, sus esperanzas, sus temores, sus amores y creencias, no son nada sino la colocación casual de átomos». Si somos simplemente la «colocación casual de átomos», no hay propósito para la vida ni esperanza que alcance más allá del sepulcro.
El agnóstico, Mark Twain (Samuel Clemmons) dio la siguiente descripción deprimente de lo que significa la vida:
«Un grupo de hombres nace. Trabajan y sudan para obtener el pan, disputando, discutiendo y luchando para ganar ventajas sobre su prójimo. Los años pasan… Sus seres queridos les son quitados y la alegría se convierte en dolor. La carga del dolor, de la preocupación y la miseria se vuelve más y más pesada … mueren la ambición, el orgullo y la vanidad. Por último, llega la muerte. Estos hombres no fueron importantes a los ojos del mundo ni tuvieron propósito en la vida. No llevaron a cabo nada sino que fueron fracasados… El mundo se les lleva luto por un día y luego se olvida de ellos para siempre. Luego, nace otro grupo y toma el lugar del grupo anterior, imitando sus hechos, siguiendo el mismo camino inútil y desvaneciéndose de igual forma. …sigue generación tras generación, cada una de ellas logrando lo que logró el grupo anterior, NADA».
Si no existe Dios, este cuadro desalentador de Twain no está muy lejos de la verdad. Pero hay otro concepto de la vida enseñado por Jesucristo. Jesús dijo,
«yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia»[1].
Los que creen en Dios y en Cristo piensan que la vida tiene un propósito permanente y satisfactorio: servir al prójimo[2] y a Dios[3] para vivir con gozo en espera de vida eterna después de la muerte[4] Piensan que la vida es más que una broma cruel de la naturaleza («la colocación casual de átomos») y que el hombre es un ser demasiado maravilloso[5] para no tener propósito ni esperanza.
Si no existe Dios… JESÚS Y SUS DISCÍPULOS FUERON ESTAFADORES Y FRAUDULENTOS
Es un hecho histórico que un hombre llamado Jesús vivió en la tierra conocida hoy en día como Israel. Jesús y sus seguidores se esforzaron por convencer a todo el mundo que es el Hijo de Dios[6]. Como pruebo de esto, Jesús nos dejó con el sistema moral más avanzado en la historia del mundo e hizo muchos milagros irrefutables como resurrecciones de muertos[7], sanidades de personas con defectos visibles y permanentes[8] frente a centenares de testigos. De más importancia, después que sus enemigos le mataron[9], resucitó de entre los muertos[10] y fue visto vivo por más de 500 testigos después de su muerte[11]. Estos testigos fueron convencidos al haber visto a Jesús[12] y estaban dispuestos a sufrir la tortura y la muerte antes que renunciar a su testimonio[13]. Los hechos del cristianismo fueron tan convincentes que su mensaje se extendió en pocos años a todo el mundo occidental[14].
Si no existe Dios, Jesús y sus seguidores, quiénes nos dieron el sistema moral que ha sido la base de la sociedad occidental desde hace dos mil años, fueron los estafadores y engañadores más despreciables de la historia. Los testigos que afirmaron ver los milagros y la resurrección de Jesús sufrieron la tortura y la muerte por lo que sabían ser una mentira. ¿Está usted dispuesto a hacer semejante afirmación irracional?
UN DESAFÍO A TODA PERSONA HONESTA
La pregunta más importante de este artículo podría ser: ¿existe Dios o no? Antes de contestarla a la ligera, como lo hacen muchos, toda persona justa debe al menos investigar la evidencia que apoya el concepto de la existencia de Dios.
La mejor forma de analizar esta cuestión consiste sencillamente en leer la Biblia. Cómprese una Biblia y busque en el índice el evangelio según Lucas (en el Nuevo Testamento). Lea el libro de Lucas y luego el libro de Hechos, analizándolos al hacer las siguientes preguntas:
- ¿Lo que estoy leyendo parece ser un cuento de hadas, o testimonio sincero y confiable?
- ¿El hombre que escribió este testimonio (Lucas) escribió de una manera caprichosa? o, ¿solamente después de haber investigado todo con diligencia?
- ¿Hay detalles y matices que indican que la historia es verdadera y de fuentes confiables?
Después de leer los libros de Lucas y Hechos, lea el libro de Juan, el cual fue escrito por uno de los compañeros más amados de Jesús. Así podrá leer el testimonio de primera mano de un hombre que oyó, vio y tocó a Jesús.
Es la convicción de muchos que si uno lee con una mente abierta estos testimonios acerca de la vida, los milagros y la enseñanza de Jesús que poco a poco se irá convenciendo que el testimonio escrito es sincero y confiable y que la única explicación por las enseñanzas y sucesos del primer siglo es que existe un Dios todopoderoso. En fin de cuentas, usted no tiene derecho de negar la existencia de Dios sin leer de antemano la evidencia que apoya Su existencia.
[1] Juan 10:10, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).
[2] Marcos 10:44; Juan 13:14; Gálatas 6:2,10
[3] Isaías 43:7; Eclesiastés 12:13
[4] Juan 6:47; 17:3; 2 Corintios 5:1; 1 Pedro 1:3,4; Filipenses 3:20; Hebreos 10:34; Mateo 6:19,20
[5] Salmos 139:13-18; Isaías 43:7
[6] Hechos 9:20; 2 Corintios 1:19; 1 Juan 4:15; 5:13
[7] Lucas 8:40-42,49-56; 7:11-15; Juan 11:1-44
[8] Lucas 5:12,13,17-25; 6:6-10; 14:1-4; 17:11-14; 22:47-51; Mateo 9:27-31
[9] Lucas 23:1-46; Hechos 2:22,23,36; 3:15; 4:10; 5:30; 7:52
[10] Lucas 24:1-49; Hechos 1:1-3; 2:24,32; 3:15; 4:10; 7:55,56
[11] 1 Corintios 15:3-9
[12] 1 Juan 1:1-3; 2 Pedro 1:16-18; Hechos 5:32; 10:39; 13:31
[13] Hechos 7:55-60; 12:1,2; 21:13; Hebreos 11:37,38
[14] Colosenses 1:23